jueves, diciembre 13, 2012

[Actualizado] OSTRES, SOSTRES:
Cataluña tiene en su clase política un general problema de mediocridad, y otro problema, no tan extendido, pero muy considerable, de corrupción. Esto es gravísimo, y devastador para cualquier proyecto de futuro, pero lo realmente dramático es que los catalanes, presos de un forofismo tan ruidoso como poco audaz, buscamos a otro a quien culpar y perpetuamos así la miseria, porque la vulgaridad no es nunca una buena sustituta de la inteligencia.
Lo dramático es que los catalanes no nos tomamos Cataluña en serio, ni nuestra vida moral, sustentada en no más que tópicos y en mentiras, porque preferimos la autoindulgencia al deseo de un mundo mejor.
ACTUALIZADO. Claro que, si miráis el resultado de un estudio paneuropeo sobre la calidad de los gobiernos, especiamente el mapa por regiones...