lunes, julio 02, 2012

EMPIEZO A ESTAR HARTO de oír que el problema de la economía española no es la deuda pública sino la privada, que es más del doble en relación con el PIB. Siendo cierto esto último, quien lo dice olvida dos cosas fundamentales:

Primero, que lo que hay que tener en cuenta no es el volumen de la deuda, sino su crecimiento. Y mientras la deuda privada está más o menos estabilizándose, la pública está absolutamente desbocada desde 2007. Es como una bala: lo que te mata no es el tamaño, sino la velocidad a la que se mueve.

Y segundo y mucho más importante: en la deuda privada nadie tiene que quitarle nada a la fuerza a nadie para devolverla. Uno va al banco por propia voluntad —incentivado por tipos de interés mantenidos artificialmente bajos por los bancos centrales, pero esa es otra historia—, acuerda una cantidad, paga un precio en forma de intereses, y se compromete a devolverla en función de la renta que, a su vez, es fruto de transacciones voluntarias como trabajador, empresario, inversor, etc. En cambio, el estado toma una decisión de endeudarse (en realidad, de endeudarte a tí) en la que no tienes participación alguna, y después para devolverlo te atraca a punta de Hacienda, lo quieras o no, detrayendo esa cantidad de la economía productiva.

Así que no, no es lo mismo.