miércoles, octubre 19, 2011

VALENTÍ PUIG:
Gerry Adams no pudo mantener la autoridad que tenía en el Sinn Féin –rama política del IRA– sin haber sido durante años uno de los siete hombres que mandaban en la acción terrorista del IRA. Por terrorista, careció de visado para Estados Unidos hasta que se otearon las cesiones para los acuerdos del Viernes Santo del año 1998. Adams obtuvo su provecho personal y político, pero no a pesar de su vinculación manifiesta con el terrorismo del IRA, sino precisamente gracias a esa vinculación sangrienta.

Una vez más, frente al terrorismo de ETA la terminología del diálogo como en otros momentos se asemeja engañosamente a un mantra, a modo de repetición que lleva a la luz y la verdad. En realidad, ¿qué otra cosa son la Constitución de 1978, el Estatuto de autonomía y el marco institucional vasco sino ámbitos para cualquier diálogo en el que se participe con las urnas y no con las armas? Toda alternativa bajo el imperio de la ley ha sido considerada y a menudo puesta a prueba, mientras ETA seguía matando. Eso lo sabe muy bien Gerry Adams.