miércoles, mayo 18, 2011

EL PROBLEMA con el que se topan las teorías conspirativas en torno a la detención de Dominique Strauss-Kahn es uno: la historia del personaje. No creo que nadie pueda alegar seriamente que esas fuerzas oscuras --que supuestamente le han tendido una trampa para 'castigarlo' por su intención de que el dólar dejara de ser la divisa de referencia mundial-- ya sabían lo que iba a hacer hace mucho, y por eso le pusieron una ayudante solícita (ejem, ejem) hace tres años para que lo sedujera, o le enviaron a una rubia periodista varios años atrás para que el hombre no pudiese resistir la tentación y se le tirara encima "como un chimpancé cachondo" (palabras de ella, no mías). Me parece mucha capacidad de anticipación, incluso para los malos...

Además está el modus operandi: una buena trampa habría incluido imágenes filtradas en el momento más 'oportuno' (hola, pedrojota) y no cuando el 'atrapado' todavía podía escapar. Y finalmente todo topa con el propio comportamiento de DSK tras el escándalo, claro: no se puede alegar la coartada de que estaba comiendo con su hija para al día siguiente decir que todo fue sexo consentido. Alguien que es objetivo de una trampa sencillamente no se comporta así.