lunes, febrero 21, 2011

ESTO ES lo que ocurre cuando se junta alguien que parece arrepentido de haber hecho dinero en las finanzas con un periodista que no se entera de lo que es el liberalismo, y cuando ambos confunden conceptos tan básicos como la coactividad de los impuestos vs la libertad de dedicar el patrimonio a lo que uno estime oportuno, filantropía incluida. Y lo que ocurre es que, se esté en el lado en que se esté ideológicamente, sale una entrevista que debería obligar a ambos a asistir a clase primero elemental de teoría política.

Aviso: duele un poco a la vista. Para que veáis, una perla:
Un señor con patrimonio que defiende el impuesto de sucesiones y no sólo en Cataluña, sino en todo el planeta. Además, García-Atance argumenta no desde la izquierda justiciera, sino desde la más coherente y liberal de las derechas: "Cuando le dejas una herencia a tu hijo, le privas de la posibilidad de ganársela por sus propios méritos, pero también privas a la sociedad de que sea el mejor -y no sólo el más afortunado en la lotería genética- quien gestione ese patrimonio o empresa para el bien común".
Suena de derechas, desde luego. Pero de liberal tiene lo que tengo yo de bailarín de hip hop.

Por supuesto, ni entrevistador ni entrevistado se dan cuenta de la ironía de que están defendiendo el impuesto de Sucesiones, coactivo e ineludible, poniendo como ejemplo a Buffett, Gates o al propio entrevistado, que han decidido libremente dedicar la mayor parte de su fortuna a obras filantrópicas, sin que nadie les haya obligado. Y sin el riesgo de ir a la cárcel en caso de cambiar de idea. Que prueben a hacer lo mismo con los impuestos.

También parecen olvidar que están hablando de gente que lamenta públicamente estar pagando menos impuestos que sus empleados, como si no pudiesen decirles a sus abogados que no 'optimizasen' tanto sus declaraciones de renta. Y que, sobre todo, que olvida que --salvaguardando la legítima-- nada les impide nombrar heredero al Estado, en una decisión libre e individual que no tiene nada que ver con imponérselo a los demás les guste o no. En fin, lo de siempre.