sábado, septiembre 11, 2010

[Actualizado] QUIM MONZÓ sobre el pastor quema-Coranes:
Desde antes de que Ray Bradbury publicase Fahrenheit 451 hay gran prevención contra la quema de libros. Se supone que es cosa de nazis e inquisidores. Pero ¿acaso es peor que destrozarlos y tirarlos a la papelera? A lo largo de la vida he metido en los contenedores de basura miles de libros que no me interesaban y no me siento nazi por ello. Agradeceré eternamente a Vázquez Montalbán que Pepe Carvalho utilice siempre un libro para encender la chimenea, costumbre que imito cuando me toca encender una. Pero es evidente que lo de quemar cosas ofende mucho. Banderas, por ejemplo. En cambio, en junio, la Asociación de Librepensadores de Helsinki organizó en una céntrica plaza de la ciudad un acto en el que cambiaban ejemplares de la Biblia y el Corán por revistas porno. Tú llevabas una Biblia o un Corán, se lo dabas, y ellos, a cambio, te entregaban una revista porno. Según la nota de la agencia Efe que dio aquí cuenta del hecho, la iniciativa pretendía "criticar la actitud negativa del cristianismo y el islam hacia la sexualidad y ofrecer una alternativa saludable a la literatura religiosa". Los organizadores explicaron que las biblias y los coranes que recogieron los tiraron a un contenedor de papel. Visto que, cuando lo de Helsinki en junio, apenas nadie se quejó, queda claro que, para ultrajar al Corán de forma que tenga repercusión mediática, es mucho mejor quemar ejemplares que cambiarlos por revistas porno para, luego, triturarlos hasta convertirlos en pasta de papel con la que imprimir nuevas revistas o novelas marranas. No deja de ser una incongruencia, francamente.
ACTUALIZACIÓN. Leed esto.