lunes, septiembre 20, 2010

CAPITALISMO AMAMANTADO Y PEDIGÜEÑO:
La crisis actual puede ser ese momento de oportunidad que estaba necesitando el modelo productivo español para fortalecer su vertiente competitiva y exportadora. Es una oportunidad nacida de la necesidad; pero esto no es malo, porque la necesidad acostumbra a ser buen estímulo para el cambio.

La necesidad dice que o somos cada vez más capaces de vender nuestros productos en los mercados exteriores -y también en el mercado interior, sustituyendo productos importados- o el crecimiento será lento y el paro muy prolongado. No hay alternativa, porque el consumo doméstico de las familias, las empresas y el Estado será débil durante un tiempo por la necesidad de desendeudarse.

¿Es posible? Otros países lo lograron. Es el caso de Finlandia, que "aprovechó" la crisis económica de primeros de los noventa para transformar una economía tradicional, basada en recursos naturales y centrada en el mercado interno socialista, en una economía dirigida al exterior, tecnológicamente avanzada -con Nokia como punta de lanza-, acompañada de unas políticas orientadas a la igualdad, a la formación y al conocimiento científico y tecnológico.

Pero en nuestro caso ese cambio está lastrado por un capitalismo amamantado desde los presupuestos públicos que, como una rémora, succiona recursos y retrasa el avance. Hablo, por un lado, de un segmento empresarial de pocas (no más de seis) pero muy influyentes grandes empresas constructoras que viven de la obra pública, y por otro, de un capitalismo rentista que vive de las "primas" y de la especulación con las concesiones, y cuyo ejemplo más conmovedor es el bienintencionado y manirroto modelo español de subvención a las energías renovables.
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