sábado, marzo 13, 2010

CHAPEAU para El País por este editorial sobre Cuba:
La estrategia de poner en sordina las exigencias políticas al régimen cubano para arrancarle concesiones humanitarias, según ha hecho el ministro en sus últimos viajes a la isla, y según parece sugerir como nueva política común de la UE, conduce a un círculo vicioso, del que sólo resulta un mayor deterioro de los derechos humanos. A fin de evitar las exigencias políticas, el régimen siempre necesitará disponer de presos sobre los que negociar, con lo que las relaciones se condenan a un ciclo espasmódico de represión y concesiones humanitarias bajo presión internacional. Ni España ni la UE pueden convertirse en parte de este mecanismo.

Esté o no en los planes de los actuales dirigentes cubanos, la necesidad de desmantelar la dictadura llegará tarde o temprano. Para la comunidad internacional, por su parte, el principal problema radica en gestionar la espera. Minimizar o, incluso, sacrificar las exigencias sobre derechos humanos en nombre de la transición que ha de venir no es sólo moralmente inaceptable; es contribuir, además, a que esa transición no llegue.
Impecable. Pero no para Willy Toledo o Miguel Bosé, imagino.