sábado, febrero 13, 2010

BENITO ARRUÑADA, profesor de la Pompeu Fabra, sobre la moralidad del despido:
Nuestro país perdona todo tipo de pecados, pero tolera mal la herejía. Días atrás, la inquisición mediática intentaba quemar en la hoguera del desprestigio a Adolfo Domínguez, por afirmar algo que muchos piensan pero que pocos se atreven a decir: que España debería modificar sus leyes para que las condiciones de despido pudieran ser negociadas por las partes del contrato de trabajo, lo que erróneamente se conoce como "despido libre". Erróneamente, porque en los países en que existe libertad para ello, las partes negocian e incluyen o no en el contrato, según les convenga, que el despido requiera o no a la empresa indemnizar al trabajador, y que el abandono del puesto de trabajo requiera o no al trabajador indemnizar a la empresa.
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