jueves, septiembre 17, 2009

EL LADO OSCURO de las ONGs:
Digo 'algunas' ONG porque hay muchas que hacen una gran labor y merecen admiración. Pero ha sido volver a Camboya y ser recordado a cada momento de los defectos y excesos de un movimiento que necesita urgentemente preguntarse qué fue de su espíritu originario. Es difícil encontrarlo en la monarquía de la solidaridad que campa por Camboya. Una parte importante del personal de ONG que trabaja en este país se pasea por las calles de Phnom Penh en innecesarios y lujosos coches todo terreno, alquila grandes mansiones pagando precios desorbitados que dejan fuera del mercado a los locales, vive una vida completamente desapegada de las personas a las que supuestamente ha venido a ayudar y elige sus proyectos teniendo en cuenta si saldrán o no en la televisión. Si además ayudan...


[...] Uno de esos defectos se encuentra en el hecho de que las ONG hayan dejado de ser lo que dicen ser: Organizaciones No Gubernamentales, la descripción que da nombre a sus siglas pero que ha perdido su coherencia. La mayoría de las principales ONG, y esto ocurre con especial frecuencia en el caso español, obtienen una parte importante de sus ingresos a través de las subvenciones del Gobierno central, autonómico o municipal de turno. La consecuencia ha sido la pérdida de su independencia. En Camboya, por ejemplo, España gasta un dinero importante en la siempre importante lucha contra la violencia de género, pero no porque sea uno de los problemas más acuciantes que vive el país, sino porque es un asunto bandera del Gobierno español y resulta más fácil lograr una subvención si se añade la palabra 'género' a la petición. El baremo debería ser otro: un análisis de las necesidades más importantes del país y una propuesta seria sobre cómo atajarlas.

Ah, la subvención. Las ONG han entrado en un juego en el que para mantener o aumentar el dinero público que reciben deben dedicar gran parte de sus recursos a la autopromoción. Cuando más se sale en los periódicos, mayor la subvención. La situación ha llegado al esperpento en el caso de los viajes pagados por ONG a periodistas españoles, que acuden a lugares exóticos gratis total y con el compromiso de ofrecer un amable reportaje a cambio. El trueque deja mal a ambos: la ONG que emplea recursos de los necesitados en viajes de auto bombo y los periodistas que los aceptan, comprometiendo su independencia y su ética (y no sólo la profesional).
(Visto en Guerra Eterna)