viernes, mayo 29, 2009

SANTIAGO GONZÁLEZ:
Se hacen descabelladas comparaciones con el coche oficial. El presidente tiene asignado un coche oficial, que puede emplear para lo que quiera, porque "es presidente las 24 horas del día". Pero no tiene asignado un avión.
Pero no sólo eso. Si el criterio es la seguridad, éste no afecta igual a los desplazamientos en avión y en coche: el transporte aéreo es ya de por sí un entorno muy controlado, a diferencia del transporte por tierra. Creo que todo el mundo entiende que, en términos de seguridad, la diferencia entre ir en un Falcon del ejército o en un Gulfstream alquilado a una empresa es prácticamente nula (y si incluso eso preocupa, siempre se puede hacer que la Fuerza Aérea haga el transporte pero inmediatamente despúes pase una factura). En cambio, la diferencia entre ir en un coche oficial blindado e ir en un taxi es abismal.

Es por eso porque tampoco hay que cogérsela con papel de fumar y empezar ahora a decir que si Zapatero coge su Audi para llevar a las niñas al cine, o si Esperanza va a cenas privadas, o Cotino a misa, no pueden hacerlo en coche oficial. Por que ahí sí hay consideraciones de seguridad tan evidentes que casi da apuro tener que recordad la diferencia.

Ni siquiera, como escribí el otro día, creo que haya que ser muy tiquismiquis con los viajes estrictamente privados en avión oficial (un mítin de partido no es privado). No es lo mismo que Zapatero descanse de su cargo como presidente del gobierno de todos, de los que le votan y los que no, pasando unos días de compras en Londres, que el que vaya a un mítin que interesa sólo unos cuantos ciudadanos -los que le votan- y que encima ponga verdes a todos los demás -los que no le votan- a pesar de que como jefe del ejecutivo son tan administrados por él unos como otros.

(por cierto que tranquilos, con esto dejo el tema salvo que haya alguna novedad importante; no quiero volverme monotemático)