miércoles, marzo 05, 2008

PARA UN ATEO IRRECUPERABLE y cada vez más apolítico como yo, el espectáculo es fascinante: resulta que hace unos días muchos políticos criticaban a la Iglesia católica por meterse en política, diciendo que hay que separar lo de Dios y lo del César, y preguntándose retóricamente qué pasaría si ellos se metieran en asuntos religiosos. Pocos días más tarde, esos mismos políticos se meten en la elección que han hecho los obispos para presidir su conferencia.

Lo que digo: fascinante. Es como si un seguidor del Barça fuera predicando -nunca mejor dicho- quién tienen que elegir los merengues como presidente del Real Madrid.