lunes, febrero 18, 2008

ANTES DE interpretar la independencia de Kosovo en clave interna (unos para celeberarla, otros para denostarla) convendría que estudiásemos bien lo que aquélla significa. Porque puede decirse que es una independencia cuando menos descafeinada. En cualquier caso, la traslación es imposible, porque las circunstancias sociopolíticas de los Balcanes y de la Península Ibérica no tienen nada que ver. Pero es que nada. A mí personalmente me es imposible condenar el paso dado por los kosovares, y creo que no es justo para ellos posicionarse en contra no por lo que es en sí misma, sino por si puede o no dar alas a aspiraciones similares en estas latitudes. Creo que el análisis debe hacerse sin tener esto en cuenta, sino por sus propios méritos.