viernes, abril 27, 2007

PACO CAPELLA:
La posesión y habilidad en el uso de armas puede compensar las diferencias entre individuos fuertes y débiles, pero las armas pueden incrementar mucho las diferencias entre personas si una está armada y la otra desarmada (y según la calidad y potencia del armamento). El agresor considera los posibles beneficios, costes y riesgos de su acción, en especial qué capacidad de defensa o represalia tiene su víctima o sus aliados (a terroristas suicidas y locos muy desequilibrados o resentidos que odian y buscan venganza tal vez apenas les importe la disuasión). Si la diferencia entre sus capacidades marciales es muy grande es fácil que los fuertes dominen y exploten a los débiles, que los delincuentes asalten y roben a sus víctimas, que los tiranos reinen de forma totalitaria sobre sus súbditos. Es común a los dictadores y genocidas prohibir las armas a quienes quieren esclavizar o masacrar. Un pueblo armado es difícilmente víctima de sus propios gobernantes sin escrúpulos o de otros pueblos belicosos.
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