jueves, marzo 15, 2007

PARA RAFAEL RAMOS, una victoria parlamentaria por 409 votos a 161 es una victoria milagrosa en la que Blair se salva por los pelos al mando de un gobierno que va dando tumbos. No es una medida bipartidista que es aprobada por los dos grandes partidos, por mucha defección de un grupo minoritario, no: es un fracaso en toda regla:
La rebelión de casi noventa diputados laboristas en el crucial voto sobre la renovación del arsenal nuclear es una nueva muestra de debilidad en el interminable camino de Blair hacia su adiós de Downing Street. El premier tuvo que recurrir al apoyo conservador para dejar atada la construcción de por lo menos tres submarinos atómicos.
Menuda capacidad de analizar objetivamente la realidad.