miércoles, diciembre 13, 2006

HAY QUE SER TONTAINA. Mirad qué se le ocurre al entrevistador de La Vanguardia en una conversación con el psicobiólogo Ignacio Morgado:

- ¿Todas esas ratitas de su laboratorio nos enseñan a amar?



- Nos enseñan algo del amor. Científicos americanos, por ejemplo, dividieron sus ratones en dos cepas: polígamos y monógamos.



- ¡Así que la infidelidad está en los genes!



- Pero no para siempre. Les inyectaron vasopresina, hormona además antidiurética, y los ratoncitos polígamos se convirtieron en monógamos. Se acabaron las infidelidades.



- ¡Una hormona neocon!

Entenderéis perfectamente por qué a partir de ese punto he pasado la página.