martes, agosto 29, 2006

MIQUEL MOLINA acierta en un punto clave de la cuestión del voto de los inmigrantes:
Pero lo que es poco probable es que el debate se fije en una delicada cuestión que afecta sobre todo - aunque no únicamente- a la inmigración musulmana. Porque está por ver si nos preocupa que sus tradiciones patriarcales y la cultura que relega a la esposa a la oscuridad del hogar conyugal van a acarrear un retroceso de los derechos de las mujeres sobre el suelo de nuestras ciudades. Que tras décadas de lucha por la igualdad tengamos que tragarnos el sapo de ver que no todas las barcelonesas censadas pueden elegir libremente - sin permiso del marido o padre- entre Joan Clos o Xavier Trias debería preocuparnos como mínimo tanto como la aptitud lingüística del votante. ¿O no?