jueves, junio 29, 2006

CURIOSO ELOGIO a los blogs de Maureen Dowd, columnista del New York Times (requiere suscripción):
- ¿Cómo llegó usted a la Casa Blanca?

- Estuve en Time diez años; después entré en la sección local de The New York Times y luego me enviaron a Washington, donde acabé cubriendo la Casa Blanca con Clinton. Y conseguí tener mi propia columna en 1995.

- ¡Por fin!

- Demasiado tarde, amiguito, hoy los opinadores ya no tenemos el monopolio de la opinión pública: los grandes pasteles los descubren los bloggers.Hay cientos de bloggers opinando a diario no sólo en internet, muchos dan el salto de la red a los medios. Con tanto blog, es muy difícil ser original.

- No creo que compitan con usted.

- Pues sí. Recuerde que el escándalo Lewinsky comenzó en un blog, lo mismo que el que costó el prestigio a Dan Rather. Los políticos cortejan a los mejores bloggers porque les consiguen donaciones, voluntarios y buena imagen para las campañas.

- No se me queje, Maureen.

- ¡No me quejo! Es una situación muy sana: los blogs me obligan a mejorar cada día.
Digo que es curioso porque ella es precisamente una de las más machacadas por los bloggers; incluso comparte con Robert Fisk el dudoso honor de haber dado nombre a un neologismo en la blogosfera.