domingo, julio 17, 2005

MIGUEL TORRES GALERA:
Por todo ello, y por más que se empeñen algunos, las causas del terrorismo islamista no son sólo económicas ni políticas, sino básicamente culturales y religiosas, entendidas aquellas como una degradación de la religión. El problema de Europa es que ha perdido su capacidad de respuesta al islamismo fundamentalista, en la medida en que se está alejando del espíritu de su esencia. Éste no es otro que el de los valores del clasicismo y los del cristianismo. En Occidente, pero especialmente en Europa, estamos viviendo un proceso de ruptura con lo propio, en una especie de éxodo cultural. Mientras tanto, una parte de la experiencia religiosa islamista se encierra en sí misma y se ahoga en el debate de sus esencias hasta sus últimas consecuencias, la yihad, la guerra santa como medio para la aniquilación del infiel y el restablecimiento del orden divino.

Esta es la razón por la que la guerra que se está librando no será corta. Es una guerra globalizada. Sí, el enemigo que tenemos enfrente se globaliza como la economía y la tecnología. Es también una guerra mediática en la que prima la imagen, donde está la verdadera clave de esta guerra: que los muertos y el pánico de los ciudadanos occidentales se divulguen machaconamente por todo el orbe. Este efecto es demoledor para la moral occidental y beatífico para la causa terrorista. Es la manera más eficaz de contrarrestar las fuerzas y pone de manifiesto la vulnerabilidad del enemigo. Y así, su odio ciego contra Occidente y contra lo cristiano se legitima como cruzada ante los ojos de millones de musulmanes. Estos nuevos enemigos son los bárbaros de la postmodernidad.

Creo que a estas alturas existen sobradas pruebas que demuestran la naturaleza del conflicto que nos atañe. De ahí que la “marea de injusticia universal” de Rodríguez Zapatero sea un camelo colosal. Los cuatro terroristas suicidas de Londres nada tienen que ver con víctimas del hambre ni de la injusticia británica. Por poner un ejemplo, el primer terrorista identificado, Shehzad Tanweer, 22 años, responde al modelo de terrorista occidental: dos mercedes en el garaje de su casa, buena educación, licenciatura superior, todos los caprichos, todo el afecto familiar, nacido en Leeds y ciudadano británico. Sus compañeros tenían perfiles parecidos. ¿Qué injusticias, qué humillaciones, qué miserias materiales y morales les llevaron a matar a la gente de esa manera? No hay respuesta. Lo que sí hay son musulmanes infames capaces de convencer a jóvenes para que mueran asesinando inocentes y ganar el Paraíso; y también hay musulmanes jóvenes e infames que se dejan seducir por la idea de la iluminación divina a través de la inmolación propia y de un montón de infieles.
Un blog que está pasando a la categoría de lectura diaria en mi agregador de feeds. Os recomiendo le vayáis echando un vistazo.