miércoles, junio 08, 2005

BOLIVIA está atravesando un momento de profunda convulsión. Desde nuestro país, Happy Butcher estuvo haciendo un seguimiento incomparable, hasta que decidió congelar su blog. Como se echa de menos su punto de vista, le ofrecí la posibilidad de utilizar la tribuna de Barcepundit para mantenernos al día, y a continuación reproduzco lo que me ha hecho llegar: el primer escrito de lo que confío sea una aportación regular como participante invitado.

Gracias, Carnicero Feliz.
Bolivia: ¿Fin de la democracia? ¿Principio de qué?

No se sorprendan, amigos. Era cuestión de tiempo que Carlos Mesa acabara presentando la renuncia a la presidencia de la República. De acuerdo en que no es irrevocable (es más, es la tercera vez que presenta la renuncia) y que de momento no ha sido aceptada, pero es cuestión de tiempo que lo sea. Supongamos que el Congreso rechaza la dimisión... ¿Alguien cree que los huelguistas no van a seguir bloqueando las carreteras, provocando más disturbios y, por lo tanto, generando más inseguridad jurídica? Siendo serios, es más probable que los mineros acaben demoliendo el Congreso a que Mesa siga en el poder. El gobierno no ha cumplido con sus obligaciones de garantizar los derechos y libertades individuales en su debido momento, y ahora se encuentra ante una masa de gente armada de demagogia y que sabe que no va a encontrar una respuesta que haga repensar sus acciones dos veces. Cualquier medida intimidatoria desembocaría en una revolución de consecuencias impredecibles. Pero tranquilos: junto a la dimisión del presidente, también demandan la dimisión del presidente del Congreso y del Senado, precisamente aquellos que regentarían el poder político en caso de renuncia. La única posibilidad es la convocatoria de elecciones anticipadas, una medida inconstitucional...

Blogbis tenía razón. Estamos ante un Estado fallido. No es el primero, dado que ya estaba Haití, pero sí supone un reflejo muy evidente para todos los países de la zona si no hacen sus ocupaciones fundamentales. Y apunta a otra idea que no conviene perder de vista: Cuando Santa Cruz, Tarija, y algún otro departamento le plante bandera al Evo, éste va a reclamar ayuda a sus amigos bolivarianos, abriendo la soñada expansión manu militari de la revolución chavista. Yo creo más en la posibilidad de una guerra civil con apoyo encubierto de Hugo Chávez antes que la intervención directa del tirano bolivariano. Y lo creo por una razón muy sencilla: Si Venezuela interviene, EEUU también intervendrá. Ya sea de modo más directo o indirecto pero interviene, como probablemente lo hagan otras potencias iberoamericanas. Lo que planteo no es descabellado: Un editorial del Washington Post sobre la crisis política en Bolivia sugería que para solventar esta situación de riesgo los demócratas bolivianos debían pedir algún tipo de auxilio exterior, tanto de sus países vecinos como de los Estados Unidos. Hasta ahora, han ofrecido ayuda la Iglesia Católica y la Organización de Estados Americanos, aunque han despreciado la ayuda de esta última, pero según qué circunstancias, se podrían dar un tipo de "ayudas" u otras a estas regiones.

Desde luego, Evo Morales y compañía tienen todas las papeletas para ser los próximos dirigentes del país. En el hipotético caso de que se convocaran elecciones y el orden se restaurara (cuestión más que discutible), el futuro de Bolivia no mejoraría. La medida de la nacionalización del sector energético es un primer paso al control de otras empresas ya privatizadas, como el agua. El siguiente será el control cada vez mayor de los diferentes sectores de la economía. Para que se hagan una idea, con la nacionalización del gas pretenden refundar la antigua compañía estatal de gas y basar aquí el crecimiento económico del país. Ni que decir tiene que esta medida de depender de un único producto es muy similar a otra medida como otras que han hundido a otros países pobres en la miseria que ahora padecen, y que lo necesita Bolivia es más libertad económica y menos estorbos burocráticos. A todo lo anterior debemos sumar una concepción del derecho absolutamente arbitrario y la seria intención de volver a conformar la antigua estructura de los aymaras antes de que llegara la colonización española, con una fuerte base racista.

Pero lo peor (por si fuera poco) no es esto. La peor de las sensaciones la obtienes cuando echas una mirada al continente. Porque salvando Chile y, en menor medida México, ¿qué país no está podrido de corrupción, es capaz de garantizar los derechos y libertades de de todos los individuos, mantienen el orden sin caer en tendencias dictatoriales y no existe una concepción deformada de lo que supone la libertad de comercio? Es la sensación de que hoy ha sido Bolivia, que ayer fue Venezuela y que dentro de un rato vamos a girar una ruleta para ver a quién le toca.