domingo, diciembre 26, 2004

FERNANDO PARRILLA escribe sobre la doble vara de medir utilizada por buena parte de los que abordan un tema que no debería ser espinoso pero lo es: el respeto a las víctimas de los atentados.

Hay gente que parece que tenga la memoria de un pececillo de esos que si no se vuelven locos de aburrimiento dando vueltas y vueltas en su pequeña pecera esférica es porque cuando van por la siguiente vuelta no recuerdan que acaban de pasar por ahí. Lo han olvidado todo en pocos segundos, y todo lo que ven les parece nuevo. Pero la verdad es que no hace tanto tiempo que, por ejemplo, estábamos inmersos en la polémica a raíz de La pelota vasca de Julio Medem. Sin entrar en los méritos de la película, que no he visto, sí recuerdo los argumentos usados por colegas de Medem y opinadores varios sobre lo que podían decir o no las víctimas de ETA y sus familiares. Fernando recoge algunos.

Y también recuerdo un desgarrado post de Sirul sobre unas declaraciones de Rossy de Palma durante aquellos días diciendo en la radio que ser víctima del terrorismo es, poco más o menos, una circunstancia de la vida parecida a la de ser víctima de un accidente de tráfico. El enlace al programa ya no funciona, pero yo también lo oí.

Lo que no oí fue prácticamente ninguna voz criticándola.