miércoles, junio 16, 2004

REESCRIBIR LA HISTORIA: no otra cosa es la sutil maniobra de afirmar que las europeas son las terceras elecciones consecutivas que lleva ganando el PSOE. Supongo que para alejar cualquier fantasma de que su primer triunfo electoral fuera el del 14 de marzo, tras la salvajada del 11-M, no hay nada mejor que encontrar algún triunfo anterior; en este caso las elecciones municipales y autonómicas de mayo del año pasado.

La declaración de victoria en aquellos comicios por parte del PSOE no es nueva; ya la habíamos oído por aquellas fechas, aunque había caído en desuso relativamente rápido e incluso juraría que no se sacó a colación durante la reciente campaña electoral. Hasta que en la euronoche a alguien se le debió encender una bombillita, y desde entonces se está haciendo todo lo posible para empotrar ese lugar común político en la conciencia colectiva y pase así a ser aceptado acríticamente. Como todo lugar común, se trata de un argumento gastado y distorsionado, o directamente falso.

Paybloy explica estupendamente por qué:
Ya se sabe que la interpretación de los resultados siempre es relativa, pero no puedo evitar pasmarme ante el recuento simple de votos que se empeñan en hacer. El sistema electoral tiene mecanismos que tratan de reflejar en escaños representativos los votos de los electores. Se puede discrepar de los métodos que producen representación exagerada de minorías regionalistas, o que aumentan el peso de los grandes partidos eclipsando a los pequeños, nunca llueve a gusto de todos. Pero lo que no tiene sentido es contar papeletas sin más. Sobre todo en unas elecciones autonómicas como las de el año pasado. Decía el dos veces derrotado Simancas que había "más ciudadanos y ciudadanas gobernados y gobernadas por alcaldes y alcaldesas y presidentes y presidentas socialistos y socialistas que por los del PP" (comillas aproximadas). Una interpretación válida sólo siguiendo la lógica de que con más votos, el PSOE había obtenido más gobiernos y ayuntamientos, cuando la realidad fue que hubo muchos más alcaldes y presidentes peperos que sociatas, y éstos gobernaban también a ciudadanos socialistas, no a base de más votos, sino de mayor proporción respecto al PSOE en cada circunscripción. No cuesta mucho imaginar un pueblo grande con alcaldía socialista y siete pueblos pequeños con alcaldes populares; el número de votos es una cuestión más moral que electoral.
No puedo estar más de acuerdo: afirmar que el ganador de unas elecciones es el partido que ha sacado más votos y no el que ha sacado más escaños -o alcaldías- es tan absurdo como decir que la liga de fútbol la gana el equipo que ha marcado más goles, y no el que ha ganado más partidos.

Y sin embargo, lo dicen.