jueves, mayo 27, 2004

UNA DE LAS REVELACIONES supuestamente más jugosas de Fahrenheit 9/11, la película que le ha supuesto la Palma de Oro en Cannes a Michael Morre, uy perdón, Moore, es esa supuesta autorización que dió Bush para que un avión sacara de los EEUU a varios miembros de la familia extensa de Osama Bin Laden en los días inmediatamente posteriores al 11-S. Según Morre, digo Moore -¿por qué será que no dejo de equivocarme?- es la prueba irrefutable de la relación pecaminosa entre las familias Bin Laden y Bush de modo que W. y Osama eran prácticamente uña y carne.

Conste que ya se sabía lo que realmente había ocurrido hace tiempo, mucho tiempo, y cualquiera que haya seguido las sesiones de la comisión investigadora de los atentados del 11 de Septiembre lo sabe (sólo hay que ver lo que dice la página 12 de este documento pdf).

Pero no hay nada como oirlo de los propios labios del responsable máximo de la autorización de ese vuelo (link via Cori Dauber):
Richard Clarke, who served as President Bush’s chief of counterterrorism, has claimed sole responsibility for approving flights of Saudi Arabian citizens, including members of Osama bin Laden’s family, from the United States immediately after the attacks of Sept. 11, 2001.

In an interview with The Hill yesterday, Clarke said, “I take responsibility for it. I don’t think it was a mistake, and I’d do it again.”

[...] “It didn’t get any higher than me,” he said. “On 9-11, 9-12 and 9-13, many things didn’t get any higher than me. I decided it in consultation with the FBI.”
Recordad, es el mismo Richard Clarke que en sus ocho años con Clinton no frenó la amenaza del terrorismo islámico, pero que afirma a todo aquél que le quiere oir que él solito habría evitado el 11-S, en los ocho meses desde que habían transcurrido desde la toma de posesión de Bush, si éste y sus chicos neocons le hubieran hecho caso y hubiesen apartado levantado sus ojos del mapa de ese Iraq que tanto anhelaban conquistar. Es ese mismo Richard Clarke que escribió un libro tan supuestamente demoledor contra su último ex-jefe (Against All Enemies), pero que está tan lleno de agujeros argumentales y fácticos como un queso emmental y ha sido rebatido por todos menos por el conserje del edificio Watergate, pero que no impidió que la biempensantía bebiera sus palabras como si se trataran de un elixir. Pues ahora toca creerlo también, chicos. Y convendrá recordárselo a todos los que siguen diciendo que Morre, digo Moore -lo siento, no puedo evitarlo- "será como es, pero dice verdades como puños".

Con admirable optimismo, la publicación prosigue afirmando que
Clarke’s claim of responsibility is likely to put an end to a brewing political controversy on Capitol Hill over who approved the controversial flights of members of the Saudi elite [...]
Pero de que eso no ocurra ya se encargará Moore, no os preocupéis.